domingo, 31 de agosto de 2014

Derecho a la propia imagen

Proteger a la persona contra la publicación de su representación externa ya sea en fotografía, video o cualquier otro modo sin el consentimiento previo de ella, debiera ser materia de derecho de verdad aplicable a favor de la víctima de difamación, pues el derecho a la información no está por encima de la buena reputación de la persona cuando la publicación no corresponda a un asunto de interés general.
No es justo que imágenes tomadas en fiesta o reunión ocasional entre amigos se utilicen por medios masivos para usufructuarlas alimentando el morbo del público ansioso de regodearse en este tipo de escándalos; además es injusto porque la víctima no recibe ningún pago en compensación por el daño moral provocado, que podría perjudicar su ámbito familiar y profesional; y es reprobable que tampoco exista legislación mexicana prohibiendo en específico esa falta grave de urbanidad.
Si se aplicasen medidas legales restrictivas con el fin de proteger la vida privada, en especial de gente famosa objeto de acosamiento, se terminaría con el problema de los fotógrafos hostigadores y medios difamatorios que utilizan imágenes comprometedoras tomadas con mala intención. Con dichas medidas prohibitivas también se combatiría el acoso escolar que utiliza videos infamantes, asimismo podría responsabilizarse a los maestros del mal uso que sus alumnos dan en la escuela a los dispositivos electrónicos de fotografía y video.
Sobre todo, es obligatorio proteger la propia imagen de la persona para no lesionar los Derechos Humanos, pues si alguien debe tener los derechos de imagen sobre su persona, es la persona misma, y no quien por el simple hecho de tener una cámara fotográfica o de video abusa capturando la representación externa de la víctima.
Esto viene a propósito por el caso de los futbolistas que fueron fotografiados en reunión con amigas; ya que estas doncellas, abusando de confianza, pretendían lucrar con las fotografías que se tomaron junto a los caballeros, los cuales tienen derecho legítimo de prohibir la difusión de esas imágenes.
También habría qué ver si este asunto legal que está enredado no es estratagema de algún tercero para chantajear a los muchachos, como suele ocurrir en esa empresa perversa, y las señoritas solo están obedeciendo un guion telenovelesco minuciosamente preparado.
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