miércoles, 18 de abril de 2012

Los reporteros republicanos

Una medida toral para realizar el cambio social requerido por México a efecto de luchar contra la subcultura de la transa, la corrupción, el crimen, la partidocracia, es la denuncia ciudadana.
Por ejemplo, la extorsión, la cual existe desde que el PRI es PRI y es parte fundamental de su sistema, pero nadie denunciaba porque resultaba contraproducente. Incluso ahora no existen autoridades encargadas de combatir la extorsión a comercios establecidos y ni siquiera está debidamente tipificada en algunas legislaturas estatales.
¿Qué ocurre? ¿Acaso el gobierno ignoraba que los comerciantes eran extorsionados por delincuentes con el cobro por derecho de piso y falsa protección?
Por supuesto que no, porque el crimen organizado había estado en todo momento controlado por los gobiernos priístas. Sucedió que con el cambio de partido en la presidencia cada quien jaló para su milpita, es decir, veló por sus respectivas ganancias deshonestas, ignorando a la nueva cabeza presidencial.
El actual gobierno apenas unos tres años atrás dio cabida al tema de la extorsión, ocurrió como en el genocidio de Tlatelolco de 1968, ¡transcurrieron treinta años para que Televisa pudiera dar la noticia de aquella matanza! El gobierno conoce todo, no existe una mínima actividad criminal ignorada por el gobierno. El sistema de inteligencia es absoluto en todo el territorio nacional y más allá de las fronteras mexicanas. Sin embargo, tanto al gobierno mexicano como al estadunidense conviene un sistema híbrido de gobierno, donde haya democracia, sí, pero también un poco de anarquismo con mucha violencia y crimen, pues a los grupos de poder no les viene nada mal para los negocios. Que me desmienta el operativo Rápido y furioso, si es que puede; en el cual autoridades estadunidenses y mexicanas urdieron un contrabando de armas de fuego de alto calibre hacia México ¡dizque para saber quién las compraba!, pero nunca tuvieron un control real de eso, según confesaron las autoridades norteamericanas.
El sistema de información gubernamental no sirve a la ciudadanía ni al pueblo, ni a la democracia, sino a grupúsculos conformados al crimen organizado, los cuales alimentan el anarquismo que ha podrido gran parte de las instituciones sociales, y el pueblo sufre esta calamidad en carne propia porque sus nuevas generaciones son vulnerables y fáciles de corromper; esto, provocado por el establishment para que el sistema anárquico abuse de nuestros jóvenes sin que opongan mayor resistencia, cayendo así en la vorágine de gobierno corruptor, sociedad esclava y corrompida.
No obstante, sí puede haber soluciones, una de ellas sería que los sistemas de inteligencia que ahora sirven a los grupos de poder beneficien a la ciudadanía. ¿De qué manera los ciudadanos podríamos cumplir esta misión imposible?
La forma lógica para lograr que los servicios de inteligencia sirvan a la democracia y no a los grupos anarquistas, es reducir la actual nómina gubernamental destinada a los servicios de inteligencia del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y la Interpol, así como prescindir de las agencias privadas de espionaje que contrata el gobierno, las cuales resultan perniciosas para la sociedad mexicana, no sólo por su elevadísimo costo, sino porque son muy provechosas para fortalecer al crimen organizado. Reducir 50 por ciento estos recursos para reasignarlos en un servicio de inteligencia eficaz, eficiente y republicano, el cual sea efectuado por profesionales de la información, como reporteros, periodistas y líderes de opinión, quienes han hecho de su actividad verdadera heroína de México, tal como ha quedado plasmado en nuestra historia patria, pero muchos de ellos han sido relegados por oponerse a sinrazones gubernativas nada populares como el malgasto de recursos, o por ser contrarios a intereses sectarios de poder.
Un sistema de información que utilice los servicios de aquellos reporteros destacamentados en campos de batalla ciudadanos, como los comercios legalmente establecidos, y los cuales actúan con sus reportajes contra la delincuencia organizada, donde su actividad periodística monitorea y disuade a los criminales que frenan el empleo, la productividad y el desarrollo.
Recordemos que los reporteros de los diarios más humildes fueron los primeros en denunciar las distintas actividades criminales como la extorsión, trata de blancas y contrabando, por mencionar unos ejemplos; esto, cuando era impensable que se mencionaran dichos crímenes en los programas de información televisivos.
Una vez puestos a la luz los criminales utilizados por la cara oculta del establishment para asolar a la población económicamente activa, las autoridades estarían obligadísimas a actuar, en su defecto, a renunciar, porque este nuevo sistema de información de reporteros republicanos organizaría a la ciudadanía para tomar acción contra servidores públicos corruptos, ineptos y perversos. Estaríamos consolidando así una verdadera democracia y un Estado constitucional de derecho.