Una
medida toral para realizar el cambio social requerido por México a
efecto de luchar contra la subcultura de la transa, la corrupción,
el crimen, la partidocracia, es la denuncia ciudadana.
Por
ejemplo, la extorsión, la cual existe desde que el PRI es PRI y es
parte fundamental de su sistema, pero nadie denunciaba porque
resultaba contraproducente. Incluso ahora no existen autoridades
encargadas de combatir la extorsión a comercios establecidos y ni
siquiera está debidamente tipificada en algunas legislaturas
estatales.
¿Qué
ocurre? ¿Acaso el gobierno ignoraba que los comerciantes eran
extorsionados por delincuentes con el cobro por derecho de piso y
falsa protección?
Por
supuesto que no, porque el crimen organizado había estado en todo
momento controlado por los gobiernos priístas. Sucedió que con el
cambio de partido en la presidencia cada quien jaló para su milpita,
es decir, veló por sus respectivas ganancias deshonestas, ignorando
a la nueva cabeza presidencial.
El
actual gobierno apenas unos tres años atrás dio cabida al tema de
la extorsión, ocurrió como en el genocidio de Tlatelolco de 1968,
¡transcurrieron treinta años para que Televisa pudiera dar la
noticia de aquella matanza! El gobierno conoce todo, no existe una
mínima actividad criminal ignorada por el gobierno. El sistema de
inteligencia es absoluto en todo el territorio nacional y más allá
de las fronteras mexicanas. Sin embargo, tanto al gobierno mexicano
como al estadunidense conviene un sistema híbrido de gobierno, donde
haya democracia, sí, pero también un poco de anarquismo con mucha
violencia y crimen, pues a los grupos de poder no les viene nada mal
para los negocios. Que me desmienta el operativo Rápido y furioso,
si es que puede; en el cual autoridades estadunidenses y mexicanas
urdieron un contrabando de armas de fuego de alto calibre hacia
México ¡dizque para saber quién las compraba!, pero nunca tuvieron
un control real de eso, según confesaron las autoridades
norteamericanas.
El
sistema de información gubernamental no sirve a la ciudadanía ni al
pueblo, ni a la democracia, sino a grupúsculos conformados al crimen
organizado, los cuales alimentan el anarquismo que ha podrido gran
parte de las instituciones sociales, y el pueblo sufre esta calamidad
en carne propia porque sus nuevas generaciones son vulnerables y
fáciles de corromper; esto, provocado por el establishment para que
el sistema anárquico abuse de nuestros jóvenes sin que opongan
mayor resistencia, cayendo así en la vorágine de gobierno
corruptor, sociedad esclava y corrompida.
No
obstante, sí puede haber soluciones, una de ellas sería que los
sistemas de inteligencia que ahora sirven a los grupos de poder
beneficien a la ciudadanía. ¿De
qué manera los ciudadanos podríamos cumplir esta misión imposible?
La
forma lógica para lograr que los servicios de inteligencia sirvan a
la democracia y no a los grupos anarquistas, es reducir la actual
nómina gubernamental destinada a los servicios de inteligencia del
Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y la Interpol,
así como prescindir de las agencias privadas de espionaje que
contrata el gobierno, las cuales resultan perniciosas para la
sociedad mexicana, no sólo por su elevadísimo costo, sino porque
son muy provechosas para fortalecer al crimen organizado. Reducir 50
por ciento estos recursos para reasignarlos en un servicio de
inteligencia eficaz, eficiente y republicano, el cual sea efectuado
por profesionales de la información, como reporteros, periodistas y
líderes de opinión, quienes han hecho de su actividad verdadera
heroína de México, tal como ha quedado plasmado en nuestra historia
patria, pero muchos de ellos han sido relegados por oponerse a
sinrazones gubernativas nada populares como el malgasto de recursos,
o por ser contrarios a intereses sectarios de poder.
Un
sistema de información que utilice los servicios de aquellos
reporteros destacamentados en campos de batalla ciudadanos, como los
comercios legalmente establecidos, y los cuales actúan con sus
reportajes contra la delincuencia organizada, donde su actividad
periodística monitorea y disuade a los criminales que frenan el
empleo, la productividad y el desarrollo.
Recordemos
que los reporteros de los diarios más humildes fueron los primeros
en denunciar las distintas actividades criminales como la extorsión,
trata de blancas y contrabando, por mencionar unos ejemplos; esto,
cuando era impensable que se mencionaran dichos crímenes en los
programas de información televisivos.
Una
vez puestos a la luz los criminales utilizados por la cara oculta del
establishment para asolar a la población económicamente activa, las
autoridades estarían obligadísimas a actuar, en su defecto, a
renunciar, porque este nuevo sistema de información de reporteros
republicanos organizaría a la ciudadanía para tomar acción contra
servidores públicos corruptos, ineptos y perversos. Estaríamos
consolidando así una verdadera democracia y un Estado constitucional
de derecho.