miércoles, 15 de enero de 2014

La porfía mediática partidista

       La utilización de los recursos públicos para la propaganda partidista es un mal que los (as) mexicanos (as) de verdad ─por nacimiento o naturalización, pero con alma mexicana─ debemos erradicar del sistema político.
     No me refiero a la gruesa designación que para fines electorales tienen como prerrogativa los partidos políticos, aunque sería bueno que también este dinero se utilizara en fines públicos realmente beneficiosos para la mayoría.
     Es lamentable que únicamente las empresas de los medios de comunicación se vean directamente favorecidas por la onerosa campaña partidista y electoral solventada por el erario. Esta circunstancia resulta más deplorable cuando se evidencia la concusión de los funcionarios para favorecer ingentes estrategias publicitarias por así convenir a sus intereses particulares.
     Aun el político más honrado está obligado ─por la necesidad de entrar en esta modalidad sistémica publicitaria, si no quiere verse jubilado prematuramente por la falta de apoyo popular─ a desviar numerario etiquetado para programas y obras públicas con el fin de canalizarlo a las agencias de comercialización de imagen. Al respecto, no mencionaré los casos de la campaña presidencial de 2012 para no poner el dedo sobre la llaga, y porque es asunto pasado, cincelado en la memoria colectiva.
     Concitar a la ciudadanía mediante información demagógica no ayuda a construir el país republicano que necesitamos. En lugar de motivar al pueblo para que se involucre en las cuestiones gubernamentales vía electoral y de participación cívica, lo único que se logra con el mal uso y tergiversación de la información es el rechazo ciudadano a todo lo que involucre la Política. Esto aumenta la abstención electoral y la apatía ciudadana, lo cual beneficia al establishment anacrónico que padecemos. Tal vez esto último alienta a los partidócratas a continuar en la misma tesitura, es problema que ellos causan, pero deberían hacerlo con su propio dinero y dejar en paz el arca pública.
     El actual gobierno del estado de Sonora se ha caracterizado por realizar obras colosales en favor de la comunidad; no solo está el apoyo al gasto familiar con el suministro estatal de uniformes escolares, transporte público gratuito y computadoras personales para cada uno (a) de los (as) estudiantes, sino también las construcciones magnas que el gobierno panista ha estado llevando a cabo a lo largo y ancho del territorio sonorense. En este sentido, el gobierno de Sonora se destaca como uno moderno y humanitario, sirviendo al Capital, pero también satisfaciendo las necesidades sociales más indispensables que, resueltas, trascienden para coadyuvar a la realización ciudadana; y esta es la mejor manera de lograr la inclusión social de los estratos más vulnerables de la población, lo cual a su vez disuade la formación y crecimiento de bandas criminales.
     Uno de los frutos de la política educativa sonorense lo han dado ya los (as) estudiantes de esta entidad, pues han sabido responder a la buena voluntad del gobierno eficaz obteniendo el primer lugar nacional en educación, de suyo gratificante.
     Ante tal éxito panista, obviamente los adversarios partidistas no se iban a quedar conformes y tampoco reconocerían la destreza de Guillermo Padrés Elías en la conducción del gobierno de Sonora, que se caracteriza tanto por eficiente y eficaz por cuanto da resultados concretos y satisfactorios. Así, a cada logro o iniciativa gubernamental se acompaña la crítica mordaz deshonesta de los partidos políticos de oposición, vicio punzante que caracteriza a la clase política de cualquier país latinoamericano, pero que aquí en México se ha pulido y afilado sobremanera.
     Para ejemplificar lo anterior, hago referencia al enorme gimnasio que el gobierno estatal de Sonora construye en la unidad deportiva Abelardo L. Rodríguez de Heroica Guaymas. Por cualquier lado que se le mire, dicha obra habla  excelente del gobierno panista porque es claro el beneficio que esta traerá a la comunidad por muchos años; no obstante,  ante la falta de argumentos para negar lo manifiesto, la oposición intenta tapar el sol con un dedo para tratar de ensombrecer la gestión gubernamental, o por lo menos que el entusiasmo social no se exprese de manera libre, amedrentándolo.
     Al otro lado de la calle donde se construye el gimnasio, a la oposición se le ocurrió colocar un cartel monumental con la leyenda siguiente:
     «El gobierno panista de sonora desapareció 600 millones de pesos del fondo de transporte público. ¿Dónde quedaron? Fuente: www.isaf.gob.mx Cuenta pública 2012. El PAN es corrupto y no sabe gobernar».
     Nadie firma dicha propaganda, pero en la parte inferior del mencionado cartel, a todo lo largo, está impresa una ilustración en franjas oblicuas amarillas y negras, idéntica al pintado que utilizan los vehículos de Obras Públicas del municipio guaymense, en control priista (!). ¿Quién más podría haber colocado este anuncio? ¿Ardid perredista? Sería inverosímil.
     Considero necesario cuestionar también a quienes colocaron el citado cartel, ¿de dónde procedieron los recursos que emplearon para contratar esta publicidad?, y muy probablemente la respuesta está explícita en la anomalía que ellos mismos denuncian: la exacción gubernamental.
     Este es el nivel de debate de los partidócratas, es un problema que ellos generan y que afecta a toda la ciudadanía; pero, reitero, deberían hacerlo con recursos generados por ellos mismos sin lesionar a la Hacienda pública.
     De cualquier forma, las descalificaciones partidistas de oposición no tienen el peso suficiente para desacreditar la magnífica gestión del gobierno sonorense, pues las obras hablan por sí mismas y son las que finalmente permanecen y traen mucho bienestar a la sociedad. Esto nadie lo puede negar.
     —Si los priistas ladran, Sancho…
 
El cartel preguntón

El gimnasio

Falta poco para terminarlo

Comparemos las obras