No
me refiero a la gruesa designación que para fines electorales tienen como
prerrogativa los partidos políticos, aunque sería bueno que también este dinero
se utilizara en fines públicos realmente beneficiosos para la mayoría.
Es
lamentable que únicamente las empresas de los medios de comunicación se vean
directamente favorecidas por la onerosa campaña partidista y electoral
solventada por el erario. Esta circunstancia resulta más deplorable cuando se
evidencia la concusión de los funcionarios para favorecer ingentes estrategias
publicitarias por así convenir a sus intereses particulares.
Aun
el político más honrado está obligado ─por la necesidad de entrar en esta
modalidad sistémica publicitaria, si no quiere verse jubilado prematuramente
por la falta de apoyo popular─ a desviar numerario etiquetado para programas y
obras públicas con el fin de canalizarlo a las agencias de comercialización de
imagen. Al respecto, no mencionaré los casos de la campaña presidencial de 2012
para no poner el dedo sobre la llaga, y porque es asunto pasado, cincelado en la
memoria colectiva.
Concitar
a la ciudadanía mediante información demagógica no ayuda a construir el país
republicano que necesitamos. En lugar de motivar al pueblo para que se
involucre en las cuestiones gubernamentales vía electoral y de participación
cívica, lo único que se logra con el mal uso y tergiversación de la información
es el rechazo ciudadano a todo lo que involucre la Política. Esto aumenta la
abstención electoral y la apatía ciudadana, lo cual beneficia al establishment
anacrónico que padecemos. Tal vez esto último alienta a los partidócratas a
continuar en la misma tesitura, es problema que ellos causan, pero deberían
hacerlo con su propio dinero y dejar en paz el arca pública.
El
actual gobierno del estado de Sonora se ha caracterizado por realizar obras
colosales en favor de la comunidad; no solo está el apoyo al gasto familiar con
el suministro estatal de uniformes escolares, transporte público gratuito y
computadoras personales para cada uno (a) de los (as) estudiantes, sino también
las construcciones magnas que el gobierno panista ha estado llevando a cabo a
lo largo y ancho del territorio sonorense. En este sentido, el gobierno de
Sonora se destaca como uno moderno y humanitario, sirviendo al Capital, pero
también satisfaciendo las necesidades sociales más indispensables que,
resueltas, trascienden para coadyuvar a la realización ciudadana; y esta es la
mejor manera de lograr la inclusión social de los estratos más vulnerables de
la población, lo cual a su vez disuade la formación y crecimiento de bandas
criminales.
Uno
de los frutos de la política educativa sonorense lo han dado ya los (as)
estudiantes de esta entidad, pues han sabido responder a la buena voluntad del
gobierno eficaz obteniendo el primer lugar nacional en educación, de suyo
gratificante.
Ante
tal éxito panista, obviamente los adversarios partidistas no se iban a quedar
conformes y tampoco reconocerían la destreza de Guillermo Padrés Elías en la
conducción del gobierno de Sonora, que se caracteriza tanto por eficiente y eficaz
por cuanto da resultados concretos y satisfactorios. Así, a cada logro o
iniciativa gubernamental se acompaña la crítica mordaz deshonesta de los
partidos políticos de oposición, vicio punzante que caracteriza a la clase
política de cualquier país latinoamericano, pero que aquí en México se ha
pulido y afilado sobremanera.
Para
ejemplificar lo anterior, hago referencia al enorme gimnasio que el gobierno
estatal de Sonora construye en la unidad deportiva Abelardo L. Rodríguez de
Heroica Guaymas. Por cualquier lado que se le mire, dicha obra habla excelente del gobierno panista porque es
claro el beneficio que esta traerá a la comunidad por muchos años; no
obstante, ante la falta de argumentos
para negar lo manifiesto, la oposición intenta tapar el sol con un dedo para
tratar de ensombrecer la gestión gubernamental, o por lo menos que el
entusiasmo social no se exprese de manera libre, amedrentándolo.
Al
otro lado de la calle donde se construye el gimnasio, a la oposición se le
ocurrió colocar un cartel monumental con la leyenda siguiente:
«El
gobierno panista de sonora desapareció 600 millones de pesos del fondo de
transporte público. ¿Dónde quedaron? Fuente: www.isaf.gob.mx Cuenta pública
2012. El PAN es corrupto y no sabe gobernar».
Nadie firma dicha propaganda, pero en la parte inferior del
mencionado cartel, a todo lo largo, está impresa una ilustración en franjas oblicuas
amarillas y negras, idéntica al pintado que utilizan los vehículos de Obras
Públicas del municipio guaymense, en control priista (!). ¿Quién más podría
haber colocado este anuncio? ¿Ardid perredista? Sería inverosímil.
Considero
necesario cuestionar también a quienes colocaron el citado cartel, ¿de dónde
procedieron los recursos que emplearon para contratar esta publicidad?, y muy
probablemente la respuesta está explícita en la anomalía que ellos mismos
denuncian: la exacción gubernamental.
Este
es el nivel de debate de los partidócratas, es un problema que ellos generan y
que afecta a toda la ciudadanía; pero, reitero, deberían hacerlo con recursos
generados por ellos mismos sin lesionar a la Hacienda pública.
De
cualquier forma, las descalificaciones partidistas de oposición no tienen el
peso suficiente para desacreditar la magnífica gestión del gobierno sonorense,
pues las obras hablan por sí mismas y son las que finalmente permanecen y traen
mucho bienestar a la sociedad. Esto nadie lo puede negar.
—Si
los priistas ladran, Sancho…
El cartel preguntón
El gimnasio
Falta poco para terminarlo
Comparemos las obras