domingo, 12 de agosto de 2012

Movimiento Ciudadano #YoSoy59

Hoy se llevará a cabo la clausura de los Trigésimos Juegos Olímpicos de Londres 2012. La dichosa justa olímpica está convertida en una espléndida fiesta planetaria magníficamente organizada por los ingleses, quienes ratifican con esto –entre otras virtudes– ser una de las culturas más pachangueras del orbe.

Gracias a la magia de la televisión, en especial la excelente cobertura de Televisa Deportes (honor a quien honor merece), la mayoría de los mexicanos disfrutamos ayer la conquista áurea de la selección azteca de futbol ante el gigante Brasil, víctima del hambre de triunfo de los otrora ratoncitos verdes. De aquel mote peyorativo ya nadie se acuerda, ¿verdad?

Sólo un hidalgo de tequila habría aturdido tan fuerte a los brasileños como hizo el inmisericorde gol de Oribe Peralta, ¡a los veintiocho segundos de iniciado el juego! Si antes era fácil amar a los ingleses y a su reina, ahora, con este bello recuerdo olímpico acaecido en el nuevo estadio de la legendaria Wembley, de seguro será más fácil todavía.

Aunque el futbol es el deporte con mayor popularidad en el mundo, el resto de la delegación olímpica mexicana en sus diversas disciplinas deportivas no sufre demérito, pues fue emocionante y conmovedor ver el ahínco con el cual los mexicanos buscaron una medalla para coronar sus esfuerzos; algunos atletas la lograron, son siete las medallas conseguidas; mas todos  ­–con medalla o sin medalla– son dignos de respeto y reconocimiento; son el orgullo de todo nuestro país; lo mejor y más noble de la sociedad mexicana se ha visto reflejada en ellos durante estas competencias.

En el otro extremo de la realidad social y política de México se encuentran los calamitosos partidócratas y su embrollo electoral cada vez más confuso y problemático debido a una supuesta operación financiera con dinero del narcotráfico, así como un probable excesivo gasto de campaña por parte del PRI y su candidato vencedor Enrique Peña Nieto; lo cual no fue reportado al IFE, contraviniendo la ley, según los dimes y diretes partidócratas. Yo mejor tiro la toalla y me refugio en esta máxima cantinflesca: México es un país donde nunca pasa nada, y cuando pasa, nada pasa.

Por si esto es poco, los partidócratas además tienen ocurrencias, como la espantosa idea de proponer la asunción al poder de un presidente interino para organizar en el devenir del tiempo –por allá en el año 2014– (¡) otras elecciones (!), (¿) con el fin de volverlas a impugnar (?), ¡Seguramente! Para entonces, el pretexto de anulación no sería por dinero sucio y gastos excesivos de campaña porque –como bien conocemos a los partidócratas– ya se habrían protegido contra esto con alguna reforma inmunitaria, sino por algún otro motivo circunstancial con el fin de impedir cualquier intento de progreso nacional; y tal parece, tratan a toda costa de evitar las reformas laboral, fiscal, energética y educativa, y lo único digno de interés según todos los partidócratas habidos y por haber es seguir desangrando el presupuesto estatal, pues el credo por ellos respetado es el mismo del sobresaliente escritor y político veracruzano César –El Tlacuache– Garizurieta (1905-1961): Vivir fuera del presupuesto (gubernamental) es vivir en el error; y de esta idiosincrasia nadie los sacará.

Sería absurdo y perjudicial para el país un interinato de dos años como proponen los políticos de izquierda, máxime cuando la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prevé una salida republicana al problema legaloide electoral de los partidócratas: el interinato de treinta días. No requerimos más. Al presidente de la república Enrique Peña Nieto costará enorme esfuerzo legitimarse si el IFE no lleva a cabo nuevas elecciones a manera de segunda vuelta electoral, mediante la cual su triunfo del 1 de julio pasado sea confirmado de forma absoluta y sin cuestionamientos de ninguna especie. Con esta medida, tanto el gobierno como la sociedad saldrían por igual beneficiados, habría una avenida amplia para realizar las perentorias reformas estructurales requeridas por México.

Claro, para llevar a cabo esto será indispensable realizar unas elecciones presidenciales a la francesa, tipo exprés, más o menos de cuarenta y cinco días, para votar a finales de noviembre próximo y se otorgue la constancia de mayoría a mediados de diciembre; asimismo, se rinda la protesta del nuevo presidente electo el día 30 de diciembre, apenas cumpliéndose el interinato. El actual presidente francés François Hollande ganó la elección de su país el día 6 de mayo pasado, y recibió la presidencia de Francia tan sólo diez días después de los comicios. En México deberíamos emular el sistema electoral francés si queremos ser, algún día, país moderno como Francia, por ahí podríamos comenzar.

Amén de lo manifestado por los partidócratas de izquierda, para los ciudadanos libres la próxima presidencia de México no podrá ser legítima porque los consejeros del IFE negaron el registro a candidaturas independientes. Hicieron esto contraviniendo la Constitución, pues como ya se ha mencionado en múltiples ocasiones por diversas voces, la Constitución permite las candidaturas independientes, y ahora con la nueva reforma política aprobada por diecisiete legislaturas estatales y promulgada por el presidente de México, cuantimás los ciudadanos independientes tenemos el derecho a registrarnos ante el IFE como candidatos a puestos de elección popular. En este sentido, parafraseando al Movimiento Estudiantil Yo Soy 132, ¡Yo Soy 59!, pues el IFE negó a cincuenta y ocho ciudadanos el registro de sus respectivas candidaturas independientes a diputado federal, senador y presidente de la república.

Más nos convendría a los mexicanos ponernos de acuerdo y organizar unas elecciones plurales y democráticas, así como un necesario interinato presidencial de treinta días para poder concretarlas, y no el interinato de dos años como se pretende, pues no podríamos realizar unas elecciones presidenciales para el año 2014 y al mismo tiempo construir las apremiantes reformas estructurales en las materias laboral, hacendaria, energética y educativa.