Ganó Enrique Peña Nieto (EPN). Glamour, carisma y popularidad son los
componentes principales de su triunfo. No fue victoria aplastante como la
vaticinaban todas las empresas encuestadoras: inflaron al doble la ventaja;
algunas mediciones triplicaron los números a favor de su ahora evidente candidato.
Lo indignante, subrayo: la
información maliciosa fue generada por todas las casas encuestadoras por medio
de las cuales el candidato vencedor se promocionó durante la campaña electoral.
La ventaja de EPN no era mayúscula como presumía su publicidad. Debería
legislarse respecto a este insultante caso no sólo con el fin de salvaguardar
nuestra inteligencia, sino para mantener clasificada la información de las
encuestadoras y de esta forma impedir la difusión de una supuesta intención de
voto; así la información tendenciosa no influirá en el electorado y nadie se
sentirá engañado al conocer los verdaderos resultados.
Sólo por obligación democrática felicito el
triunfo de Enrique Peña Nieto; no de manera exultante, pero tampoco transida o
entre dientes, sino formalmente franca. Voté por Andrés Manuel López Obrador
(AMLO) para presidente a través del partido Movimiento Ciudadano (MC),
concediéndole –una vez más– el beneficio de la duda.
El retorno del PRI a Los Pinos es costoso
retroceso republicano para México. Con dicho triunfo priísta, el imperio de
Satán (por sus frutos lo conocerás, dijo Jesucristo) –el Vaticano– continuará
trastornando con total impunidad todos los ámbitos de la vida nacional en
connivencia con las instituciones de espionaje públicas, y privadas
subvencionadas por el gobierno federal, para favorecer intereses vaticanos y de
otros gobiernos extranjeros, como ha venido ocurriendo, principalmente desde el
salinato.
Es por esta razón –el espionaje de gobiernos
injerencistas en nuestro México– la necesaria implementación de un servicio
contraespionaje abierto a la opinión pública, el cual sea llevado a cabo por
reporteros, periodistas y líderes de opinión solventados por el Estado mexicano para la instauración
de una organización no gubernamental (ONG) destinada a la recolección, proceso,
clasificación y publicación de información; esto, para beneficiar a toda la
sociedad mexicana y no como sucede en la actualidad, pues la investigación
secreta oficial sólo favorece a los diferentes grupúsculos caciquiles agobiadores
y avasalladores del pueblo mexicano. Este proyecto de ONG informativa y protectora
de periodistas alertará a la sociedad sobre las actividades delictivas de los
espías gubernamentales con el fin de corregir, mediante la legalidad, los
abusos cometidos contra los mexicanos y sus instituciones.
En cuanto a la postura asumida por AMLO y su
movimiento político, es legal tratar de impugnar la elección presidencial, pues
generalmente ocurre con frecuencia en los partidos relegados al segundo lugar
de la votación. Sin embargo, no debe caerse en demagogia y abusar de la
confianza de simpatizantes como el movimiento estudiantil Yo Soy 132.
Tampoco deben crearse falsas expectativas, las
cuales afectan la moral cívica de los jóvenes. Debe hablarse con la verdad.
Sería muy recomendable renovar cuanto antes el liderazgo de las distintas corrientes
de izquierda; es lo sano para la vida democrática del país. Quien se considere
apto para el relevo generacional en la conducción de las izquierdas en México,
debe asumir desde ahora su responsabilidad y abandonar fanatismos ideológicos
tan dañinos para nuestra democracia. Ahí están Marcelo Ebrard, Lázaro Cárdenas,
Alejandro de Jesús Encinas Rodríguez, Miguel Mancera y Ricardo Mejía Berdeja,
por mencionar algunos líderes con gran aceptación y reconocimiento popular.
Cuando los partidócratas
quieren, pueden trabajar unidos sin importar colores partidistas ni ideologías,
pues simple y sencillamente todos ellos están ‘cortados’ con las mismas
tijeras. Ergo, estaría magnífico ir
limando asperezas y cada quien desde su trinchera abone con políticas
propositivas para sacar al país de todos sus problemas; el más acuciante: la
dolorosa hambre, también la falta de empleos. Es una gran tarea por delante y
el Presidente Constitucional de México Enrique Peña Nieto necesita conjuntar
todos los esfuerzos para resolverla; por esto, lo aconsejable es olvidar
ideologías o posturas demagógicas y trabajar para México de tiempo completo.
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