miércoles, 4 de julio de 2012

Sin milagro ni sorpresa

Ganó Enrique Peña Nieto (EPN). Glamour, carisma y popularidad son los componentes principales de su triunfo. No fue victoria aplastante como la vaticinaban todas las empresas encuestadoras: inflaron al doble la ventaja; algunas mediciones triplicaron los números a favor de su ahora evidente candidato.

Lo indignante, subrayo: la información maliciosa fue generada por todas las casas encuestadoras por medio de las cuales el candidato vencedor se promocionó durante la campaña electoral. La ventaja de EPN no era mayúscula como presumía su publicidad. Debería legislarse respecto a este insultante caso no sólo con el fin de salvaguardar nuestra inteligencia, sino para mantener clasificada la información de las encuestadoras y de esta forma impedir la difusión de una supuesta intención de voto; así la información tendenciosa no influirá en el electorado y nadie se sentirá engañado al conocer los verdaderos resultados.

Sólo por obligación democrática felicito el triunfo de Enrique Peña Nieto; no de manera exultante, pero tampoco transida o entre dientes, sino formalmente franca. Voté por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para presidente a través del partido Movimiento Ciudadano (MC), concediéndole –una vez más– el beneficio de la duda.

El retorno del PRI a Los Pinos es costoso retroceso republicano para México. Con dicho triunfo priísta, el imperio de Satán (por sus frutos lo conocerás, dijo Jesucristo) –el Vaticano– continuará trastornando con total impunidad todos los ámbitos de la vida nacional en connivencia con las instituciones de espionaje públicas, y privadas subvencionadas por el gobierno federal, para favorecer intereses vaticanos y de otros gobiernos extranjeros, como ha venido ocurriendo, principalmente desde el salinato.

Es por esta razón –el espionaje de gobiernos injerencistas en nuestro México– la necesaria implementación de un servicio contraespionaje abierto a la opinión pública, el cual sea llevado a cabo por reporteros, periodistas y líderes de opinión solventados por el Estado mexicano para la instauración de una organización no gubernamental (ONG) destinada a la recolección, proceso, clasificación y publicación de información; esto, para beneficiar a toda la sociedad mexicana y no como sucede en la actualidad, pues la investigación secreta oficial sólo favorece a los diferentes grupúsculos caciquiles agobiadores y avasalladores del pueblo mexicano. Este proyecto de ONG informativa y protectora de periodistas alertará a la sociedad sobre las actividades delictivas de los espías gubernamentales con el fin de corregir, mediante la legalidad, los abusos cometidos contra los mexicanos y sus instituciones.

En cuanto a la postura asumida por AMLO y su movimiento político, es legal tratar de impugnar la elección presidencial, pues generalmente ocurre con frecuencia en los partidos relegados al segundo lugar de la votación. Sin embargo, no debe caerse en demagogia y abusar de la confianza de simpatizantes como el movimiento estudiantil Yo Soy 132.

Tampoco deben crearse falsas expectativas, las cuales afectan la moral cívica de los jóvenes. Debe hablarse con la verdad. Sería muy recomendable renovar cuanto antes el liderazgo de las distintas corrientes de izquierda; es lo sano para la vida democrática del país. Quien se considere apto para el relevo generacional en la conducción de las izquierdas en México, debe asumir desde ahora su responsabilidad y abandonar fanatismos ideológicos tan dañinos para nuestra democracia. Ahí están Marcelo Ebrard, Lázaro Cárdenas, Alejandro de Jesús Encinas Rodríguez, Miguel Mancera y Ricardo Mejía Berdeja, por mencionar algunos líderes con gran aceptación y reconocimiento popular.

Cuando los partidócratas quieren, pueden trabajar unidos sin importar colores partidistas ni ideologías, pues simple y sencillamente todos ellos están ‘cortados’ con las mismas tijeras. Ergo, estaría magnífico ir limando asperezas y cada quien desde su trinchera abone con políticas propositivas para sacar al país de todos sus problemas; el más acuciante: la dolorosa hambre, también la falta de empleos. Es una gran tarea por delante y el Presidente Constitucional de México Enrique Peña Nieto necesita conjuntar todos los esfuerzos para resolverla; por esto, lo aconsejable es olvidar ideologías o posturas demagógicas y trabajar para México de tiempo completo.

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