Durante
el periodo electoral del año 2000, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas
Solórzano, entonces candidato presidencial, fue entrevistado en un
programa especial de Televisa por la periodista Carmen Aristegui. En
aquella ocasión, con fondo escenográfico color negro, la señorita
Carmen preguntó a Cuauhtémoc Cárdenas por qué razón no aceptó
la protección del Estado Mayor Presidencial para la campaña; así,
Cuauhtémoc Cárdenas respondió con sonrisa claridosa y dijo
textualmente: “¿Para qué? No tiene caso. A Colosio lo mató su
escolta”.
Una
verdad sobreentendida por los políticos es que la orden de asesinar
al candidato presidencial Luis Donaldo Colosio Murrieta, en aquel
aciago 23 de marzo de 1994, provino de la cúspide priísta, del
partido en el poder presidencial.
Dieciocho
años han transcurrido desde entonces, pero es tanta la frustración
nacional que en nuestro sentir la tragedia sucedió ayer.
Aquellos
demonios traidores aún no han perdido el poder político y se
aprestan a recobrar la cereza del pastel: la presidencia de la
república; la cual concedieron de manera temporal para aparentar
ante el mundo que nuestro país había logrado dar un paso a la
anhelada modernidad, y que los señalamientos con los cuales se
etiquetaba al entonces gobierno federal priísta como una dictadura
perfecta, autoritario y represor, o de estirpe dinosáurica, eran
críticas de mala fe, infundadas, del imaginario colectivo. Sin
embargo, es secreto a voces que la orden de asesinar a Luis Donaldo
Colosio Murrieta cayó fulminante como un rayo desde altísimo cargo
(lo menciono quedo: el presidencial); por lo que fue inexorable la
ejecución.
Ahora,
dicho partido promete convertir a México en el émulo de Jauja; y
para que la promesa adquiera mayor peso en el electorado, la
asociación Por Un México Mejor, tal vez sin saberlo, realiza
promocionales ad
hoc,
mostrándonos el advenimiento de una época maravillosa, paradisíaca,
donde todos los niños de México somos felices y prósperos porque
al fin cada quien cumplimos nuestras obligaciones y nos hemos
convertido en personas responsables, respetuosas de las leyes e
instituciones; y aquel interregno de nuestra nación, símil de la
era priísta que tan perfecto retrataron en el primer promocional de
Por Un México Mejor, ha quedado tan lejano dándonos sensación que
aquéllo nunca existió; luego entonces, aquel PRI corruptor y
autoritario no existe más, es cosa de pasado muy remoto. ¿Qué
candidato es el beneficiario de estos promocionales que sólo en
Hollywood hubieran hecho mejor? Es inevitable la suspicacia.
Entonces,
¿qué haremos?, ¿dejaremos en el archivo muerto el terrible pasado
priísta?, ¿cómo hacerlo si la misma pandilla de hace veinte años
continúa activa maquinando su regreso a la presidencia? Los
ciudadanos que amamos a México no debemos continuar impasibles y por
lo menos tenemos la obligación de expresar nuestro categórico
rechazo a la posibilidad que el autoritarismo priísta retorne al
poder presidencial. Con este fin, en esta ocasión expreso mi repudio
al priísmo dinosáurico –a
punto de ganar la presidencia de no ocurrir un milagro–
con la composición de la letra del Colosiorrido, de mi humilde
autoría, pero cualquier persona puede disponer de él, únicamente
pido por favor mencionar la fuente: Votar conviene. A continuación,
el Colosiorrido:
En
marzo noventa y cuatro
el
PRI ordenó el sacrificio
de
su propio candidato.
De
Agualeguas fue el mandato.
México
siempre recuerda
al
gobierno autoritario,
inhumano
y represor.
No
hay castigo al ofensor.
El
candidato Colosio
observó
lo corrompido;
denunció
al salinato
que
ordenó su asesinato.
La
respuesta vengativa
la
urdieron como decreto.
Fue
cobarde el agresor,
aun
le dieron protector.
Así
muestren otra cara,
quesque
son nuevo partido;
no
les creas ni tantito,
no
te tomen por tontito.
Aunque
digan que han cambiado
no
te dejes engañar.
Mira
bien la gaviotita;
vuela,
vuela, palomita.
Ya
basta de tanta charla.
Ahora,
lo que vas a hacer
es
salir a sufragar.
¡Vamos
todos a votar!