Resultó sorpresivo que la carcacha
amarilla que habíamos dejado en el corralón del acróstico surrealista a AMLO
“Los necesarios tiempos extras futboleros”, resurgiera ¡turbo cargada! gracias
al empujón político apartidista del movimiento estudiantil #YoSoy132 ¿Quién lo
hubiera imaginado?
Según se sabe, los estudiantes universitarios apoyan
a AMLO no porque él pertenezca a partidos de izquierda, pues dichos estudiantes
se han declarado apartidistas, sino porque AMLO se ostenta como el cambio
verdadero para México, y ellos, los estudiantes universitarios de todo el país,
han creído y apuestan su voto de confianza, que es el voto independiente y
razonado, por él.
Los jóvenes demuestran con esa postura política
apartidista del voto inteligente una genuina cultura cívica, institucional y
patriótica, ya que han decidido forjar por sí mismos con su activismo ciudadano
pacífico, inofensivo y empático, el futuro de oportunidades que la partidocracia
les ha negado.
Por tal motivo, los jóvenes se han atrevido apoyar
propuestas políticas que van más allá de ideologías partidistas y se reubican
en una cosmovisión de estadistas que a los partidócratas no conviene asumir
porque para estos los intereses sectarios de poder están por encima del bien
común republicano, tal como han evidenciado en infinidad de ocasiones con los
escándalos de corrupción que tan seguido resuenan en México y en los cuales se
han visto involucrados.
Ningún líder político del México contemporáneo —desde Luis Donaldo Colosio Murrieta— ha defendido más las causas republicanas como ha
hecho el licenciado Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial por el
partido Movimiento Ciudadano; por ende, ningún político mexicano o activista
social de la actualidad tiene autoridad moral para recriminar con razonable
justicia y dignidad el patriótico radicalismo nacionalista con que AMLO se
conduce.
No hay cabida para incongruencias cuando un
movimiento político que se declara apartidista y antipartidócrata apoya una
candidatura partidista de alguien que pertenece a la partidocracia —cuantimenos si el IFE negó inconstitucionalmente el
registro a candidaturas independientes— siempre y cuando dicho
personaje trascienda por sus hechos republicanos en su compromiso por el bien
común de la nación. Para el movimiento estudiantil Yo Soy 132, ese es el caso
del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador y por eso a él expresa
solidaridad y ofrece el voto.
En lo personal, considero que los cuatro candidatos
presidenciales son excelentes mexicanos, finísimas personas, todos ellos dignos
de respeto y que en realidad desean lo mejor para México, cada quien a su
manera y de conformidad a su ideología partidista, pero al momento de ponerlos
en una balanza justa; si hemos de medirlos con el mismo rasero, la misma vara,
encontraremos que en algunos de ellos el liderazgo político queda supeditado a
la preservación de privilegios clasistas, partidistas, mafiosos e
intervencionistas, los cuales perjudican todos los ámbitos de la vida nacional.
Ninguna facción sectaria, llámese cacicazgo
sindical, confesión religiosa, partido político, cártel delincuencial, empresa
transnacional o estado injerencista, permitirá que sus cotos de poder en México
se vean disminuidos ni mucho menos cancelados, aunque para mantenerlos tenga
que pisotear los derechos más apremiantes del pueblo mexicano.
En esa balanza justa de la que hablamos, contra
cualquier pronóstico, saldría ganando el candidato presidencial Gabriel Quadri,
postulado por el Partido Nueva Alianza, pues él representa fielmente a los
ciudadanos que estamos repudiando a la partidocracia, porque es el más
ciudadano de los candidatos presidenciales. Es una lástima que hasta ahora no
se haya deslindado de manera formal y categórica de la maestra Elba Esther
Gordillo, a quien la mayoría de los mexicanos consideramos antidemocrática por
reelegirse perennemente en el liderazgo del Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE).
Tal vez por esta lamentable indefinición del
candidato Gabriel Quadri, el movimiento Yo Soy 132 prefiere respaldar al
candidato Andrés Manuel López Obrador, esto a pesar de que Gabriel Quadri cuenta
con una magnífica trayectoria profesional que lo califica excelente para
convertirlo en el próximo presidente de México.
No obstante, en las circunstancias actuales,
considero que el único candidato que ha demostrado resolución ante los
diferentes grupos injerencistas ajenos al interés general del pueblo
mexicano es Andrés Manuel López Obrador, cuyas propuestas de gobierno habría
que analizar detenidamente para advertir que no vayan a resultar perjudiciales,
sino benéficas para todo el país, especialmente para los jóvenes, quienes no
merecen el destino que los mayores hemos endilgado por nuestra reiterada apatía
y pasividad política al permitir que los partidócratas hicieran de las suyas
durante tanto tiempo.