Garcilaso
trabajaba en el Ministerio del Mar-Armada de Nueva España a mediados
de 2006, año en que fue asesinado en el estacionamiento de la unidad
habitacional donde tenía el domicilio. Lo asesinaron por motivos
aparentemente pasionales según me informaron algunos oficiales de la
Armada que mantenían relación de trabajo con él.
La
trágica noticia sobre la muerte de mi amigo Garcilaso la recibí en
febrero del año 2007, en el edificio que ocupa la comandancia de la
zona naval del puerto de Veracruz, adonde llegué para solicitar
refugio debido a que el 4 de febrero del mismo año huí de mi casa
en Mexicali, Baja California, esto, porque delincuentes intentaron
secuestrarme.
Tengo
entendido que la única sospecha sobre el autor intelectual del
crimen que mató el cuerpo de Garcilaso Talamante (su alma y memoria
permanecen vivas. San Mateo 10:28 versa: No temáis a los que matan
el cuerpo, mas el alma no pueden matar) recae en un oficial de la
Armada cuyo nombre es Peter «El Diablo» Balanitis. Peter tiene el
apodo de El Diablo no por cuestiones maléficas sino por la forma
simpática de las cejas que tiene, con picos arriba.
Conozco
bien a Peter y lo considero persona noble que no urdiría la maldad
del asesino, menos por un lío de faldas, porque si de algo adolece
Peter Balanitis –de manera literal– es precisamente el apego a
las faldas y tiene el criterio muy abierto en este sentido.
El
asunto es que a pesar de haber transcurrido más de cuatro años de
aquel trágico atentado; en los cuales las autoridades navales han
utilizado para las investigaciones todos los recursos disponibles a
efecto de descubrir y atrapar al asesino; todavía no han logrado tal
resultado, y mientras no tengan otra línea de investigación aparte
de la presunta pasional, el caso quedará sin resolverse y no podrán
hacer justicia a la memoria de mi amigo Garcilaso Talamante.
La
nueva teoría que ahora pongo sobre la mesa, una especulación,
consiste en que el móvil criminal está dentro de la esfera laboral
en la cual Garcilaso se desempeñaba en el Ministerio del Mar, sobre
todo la relacionada con actividades de inteligencia. Lo endeble de
esta teoría es que ignoro si Garcilaso estaba comisionado en alguna
unidad de espionaje del Minmar o del Ministerio Interior, y tampoco
tengo conocimiento si como parte de sus tareas realizaba
investigaciones en la ciudad de Mexicali, lugar donde yo radicaba en
aquella fecha del atentado, ya que de haberse dado estas dos
circunstancias –que Garcilaso hubiese estado en la unidad de
inteligencia realizando actividades en Mexicali–, yo aseguraría
que Garcilaso descubrió los crímenes de espionaje y simulación que
personal perteneciente a la sección de inteligencia del Minmar
comete en mi agravio, y Garcilaso, quien fue afectuoso conmigo
durante la mayor parte de nuestra estancia en la universidad naval,
excepto el último año en el cual fui objeto de calumnias, denunció
o intentó denunciar a la célula de los homosexuales heterofóbicos
que están comisionados en dicha sección de inteligencia del Minmar,
y por tal motivo lo asesinaron.
El
hecho que todos en el Minmar crean que el origen del asesinato es
pasional y no se haya comprobado dicha hipótesis aun con todos los
recursos que se tienen a la mano para tal fin, podría significar que
los verdaderos asesinos aprovecharon esa pista apócrifa del crimen
pasional para eliminar otras líneas de investigación, y fue así
como lograron zafarse de la amenaza que representaba para ellos ser
indiciados.
Especulación,
teoría o hipótesis, la cuestión es que deberíamos analizar otras
posibilidades, no sólo la aparente.