domingo, 30 de noviembre de 2014

Sólo aplicar la ley


     La situación socio-política en este país mejoraría con la sola aplicación de la ley sin hacer acepción de personas. Pero el sistema no actuará contra sí mismo, no tocará a los potentados regionales, ni a los caciques, los cuales tienen bajo su control la organización de las bandas criminales, así como a las instituciones políticas con las cuales realizan convenios ilegales para conservar el poder y llenar sus haciendas con dinero ilícito.
     Por esta razón no creo en el programa de seguridad pública y de reforma del estado de derecho que propone el presidente Enrique Peña Nieto. Primero, porque significaría mayor gasto público tan sólo para dar una ‘manita de gato’ al desacreditado gobierno federal; segundo, porque sataniza a las otras víctimas del sistema de procuración de justicia gubernamental: las policías municipales, que bien sabemos no tienen capacidad de actuar por iniciativa propia y no les queda de otra –a menos que los policías decidan morir de hambre o ser asesinados– que obedecer las sinrazones gubernativas derivadas de la asociación delictuosa entre los funcionarios del servicio público con los capos de la mafia. Si alguien en el gobierno carece de libertad de acción, son precisamente las policías municipales. Por otro lado, son admirables los resultados en seguridad pública cuando los mandos policiales dan a sus efectivos los medios apropiados para ejercer la función policíaca, como es un sueldo digno más el adoctrinamiento de un servicio público honesto, honrado, eficaz y eficiente, basado en la legalidad, pero también en el buen ejemplo y honorabilidad de dichos mandos, y que cumple la misión policial logrando la meta de concretar un bien superior que trasciende, como es el bienestar integral de la comunidad.
     Y tercero, resultaría más fácil mejorar lo que ya se tiene con las policías municipales actuales que empezar otro ciclo de corrupción con nuevas contrataciones, pues si no se ha logrado que los policías experimentados actúen conforme a su código deontológico, tampoco se conseguirá con los novatos por la simple y sencilla razón de que los mandos superiores actuales –me refiero a los políticos asociados con los capos, llámense potentados, caciques, o funcionarios gubernamentales– no tienen intención de lograr.
     Los enemigos son los de casa, por ahí debemos empezar y podemos despedirlos mediante el voto efectivo contra la partidocracia en las elecciones generales del año 2015. Esta es la propuesta de Votar conviene.