martes, 3 de junio de 2014

Hora de la gobernadora

   Desde hace meses, vehículos voceadores de un periódico guaimeño han estado difundiendo la siguiente propaganda estruendosa: «¡Ya llegó la hora de tener gobernadora!».
   Es una consigna gritada a todo pulmón por una mujer de voz muy aguda, como la voz de Vitola, compañera de Tin Tan en varias películas de la época de oro del cine mexicano.
   Si ya es molesto escuchar la venta del diario y las noticias con el perifoneo a todo volumen, escuchar este mensaje publicitario resulta de verdad aturdidor debido la contaminación auditiva de esa voz chillona.
   En la mañana, cuando todo está en calma, apenas está uno despertando del sueño, escuchando el apacible trinar de las aves y de repente: «¡Ya llegó la hora de tener gobernadora!». Es la propaganda política más punzante, duelen los tímpanos, ¿A cuántos decibeles lo anuncian? ¿Nos quieren volver locos o sordos?
   No sabemos cuál partido promueve esta ingeniosa (?) precampaña. ¿Acaso tener gobernadora es mejor? Pues no, en los estados de la república mexicana donde han gobernado mujeres la situación no mejora ni empeora, sino todo lo contrario. ¡Es lo mismo!
   La obsolescencia está en el sistema político mexicano, retrógrada y clasista, la ley solo es aplicable –salvo ‘honrosas’ excepciones de todos conocidas– a los ajenos al sistema, a los ciudadanos de a pie. El ciudadano común no puede cometer una falta menor porque el sistema lo hunde; en cambio, los delincuentes ‘televisos’ al servicio del establishment reciben premios incluso de manos del presidente de la república. Esta situación es absurda a más no poder.
   “Entre comediantes te veas” dijeron con sonoras carcajadas en la presidencia. Siquiera fueran histriones de verdad pero hay puro comicastro. Por eso se dedican a la política donde gozan de impunidad. Así, por ejemplo, podríamos continuar hablando sobre política, artes, o cualquier otro tema de interés, cuando inoportuna y estrepitosamente escuchamos: «¡Ya llegó la hora de tener gobernadora!». La frase nos desconcierta, es demasiado estridente.
   Nadie sabe a favor de quién es esta publicidad escandalosa. El otro día unas señoras grilleras de mi barrio discutían sobre el asunto, escuché sin querer. Según las señoras más informadas, la aludida es Ana Gabriela; otras señoras dicen: “es la Pavlovich”; y las más optimistas apuestan por “la Valle”. ¡Por favor! Pero no les interesa saber quién es la favorecida para votar por ella, ¡no!, sino buscan a quién reclamar por el altísimo volumen del voceo para votar contra ella el día de la elección. Supongo esto último, pues sería lógico pensar así.
   No pretendo ser desconsiderado en mis observaciones, no todo es malo sobre esta propaganda política. Debo reconocer un punto a favor de esta pro esquizofrénica precampaña: es propositiva. No ataca al gobernador ni a ninguna fuerza política, a diferencia de otros tiempos no muy lejanos cuando al estado lo gobernaba el PRI y el entonces gobernador no veía lo duro sino lo tupido durante este periodo de las precampañas. Es gratificante esta característica publicitaria, no solo por la ausencia de dolo contra los adversarios, también es constructiva.
   Es una precampaña cuyo objetivo principal es ganar adeptos, no arrebatar los de la competencia. En este sentido, aprecio la calidad política y el nivel de la estrategia, no infama al adversario político, no obstruye su desempeño, sino expresa de forma implícita a través de la consigna una nueva posibilidad de realizar mejor la función pública, más eficaz y eficiente: «¡Ya llegó la hora de tener gobernadora! ¡En Sonora!».
   Si tan solo, quienes manejan los carros del perifoneo bajaran el volumen a esos anuncios radiofónicos, la propaganda sería menos agresiva contra el forzado público y lo agradeceríamos en toda la comunidad de las colonias populares, pues despertaríamos sin sobresaltos, habría menos histeria y viviríamos mejor.