¡Ah!
Esta intercampaña nos ha caído bien a todos —no hay
estrés—, seguramente está cayendo de perlas a
los dos principales candidatos partidócratas punteros, ya que están contentos
porque consiguieron dejar en el corralón a la carcacha amarilla. Especialmente
porque la partidócrata azul —la respetable señora
Josefina Vázquez Mota— sigue aprovechando la estrepada que dejaron
su etapa de precandidata y los efectivos discursos de virtual candidata
presidencial que realizó por su partido. Como por ejemplo en Sonora que —acarreos aparte— los
partidócratas azules han sabido explotar muy bien, incluso durante la veda
electoral —gracias a la dichosa estrepada— como se reflejó apenas iniciada la veda en los
promocionales televisivos de la encuesta publicada por la revista Correo, donde
la candidata azul se impone como la única amenaza para el partidócrata rojo
Enrique Peña Nieto.
Mientras,
los partidócratas amarillos están cada vez más a la zaga y ahora lo único que
podrán hacer para salvaguardar su nada despreciable tercer lugar es dirigir el
ataque contra el recién prosélito partidócrata cyan Gabriel Quadri. Sobre este
último punto, recuerdo muy bien las declaraciones del partidócrata Andrés
Manuel López Obrador cuando —palabras más, palabras
menos— manifestó que él continuaría defendiendo el
triunfo electoral del 2006 pues la mafia en el poder cometió fraude, y que para
la campaña presidencial del 2012 tendría que corresponderle la candidatura a
otro político, que así se lo comentó a Marcelo Ebrard; así lo dijo, ¡pero!
partidócrata a fin de cuentas, se aferra a la candidatura presidencial del 2012
quitándole la posibilidad a los amarillos de una verdadera opción —no tanto competitiva, sino popular— para conseguir la presidencia de la república.
Lo
importante a resaltar aquí es que —como
en el futbol— a la final del campeonato siempre, sin
excepción, nomás llegan dos contendientes. Así como no podríamos esperar que en
el último partido por el campeonato lo disputen dentro de la cancha
simultáneamente Tigres, América y Morelia, tampoco podríamos esperar que en el
día de la elección la definición resulte de tres candidatos presidenciales,
menos si el tercero continúa rezagándose día tras día. Al contrario, la lógica
indica que el ganador de la elección quedará entre el primero y segundo lugares
desde ahora definidos por las encuestas y, como en una final de futbol, si el
árbitro no toma las medidas preventivas correspondientes para un juego limpio,
el 1 de julio electoral podría convertirse en una elección no definitoria como
ocurrió en el 2006, independientemente que en aquella ocasión fue clara la
violación al sistema de cómputo del IFE, entre otras irregularidades
documentadas por el Tribunal Electoral.